
Este martes en Wellington, en los alrededores del Parlamento de Nueva Zelanda, se concentraron miles de personas para para protestar por la obligatoriedad de la vacuna contra la COVID-19 y las duras restricciones impuestas en el país oceánico durante la pandemia. Esta protesta se dio en medio de una importante presencia policial, los manifestantes los manifestantes portaban pancartas con mensajes como “Freedom” (Libertad), “No more control” (No más control) o “My body, My choice” (Mi cuerpo, mi decisión), según mostraron las imágenes de los medios locales.
La marcha se desarrolló de manera pacífica y se vieron numerosas banderas del expresidente de EEUU, Donald Trump, y se lanzaron duras críticas contra la primera ministra, Jacinda Ardern. La mandataria, que apostó desde el principio de la pandemia por duras restricciones como el cierre de fronteras o confinamientos selectivos para conseguir eliminar la COVID-19, anunció el mes pasado que haría obligatoria la vacuna para los trabajadores con contacto con clientes, así como a los profesores y personal sanitario. Ardern dijo como respuesta a las protestas lo siguiente: “Lo que hemos visto hoy no era representativo de la opinión de la gran mayoría de los neozelandeses. Así que, en realidad, mi mensaje sería para ellos. Sería para agradecerles. Gracias por estar vacunados y hacer lo que sea necesario para cuidarse los unos a los otros”.

Nueva Zelanda, uno de los países que luchó de manera más efectiva contra el nuevo coronavirus, solo tiene unos 7 650 contagios y 32 muertes desde el inicio de la pandemia. Según las últimas cifras, cerca del 80 por ciento de la población ya recibió la pauta completa de la vacuna contra la COVID-19. El gobierno anunció este martes el inicio de la reapertura de Auckland, la ciudad más poblada del país, aunque mantendrá restricciones hasta el día 29, cuando se espera se levante totalmente el confinamiento de la urbe más afectada por la variante delta.