«La santificación: el viaje hacia Cristo»
Imagina que tu vida es una obra de arte en proceso. La santificación es como si un gran Artista tomara un pincel y comenzara a transformar cada trazo, cada color, cada rincón, perfeccionándola
¿Te has preguntado cómo el Espíritu Santo puede moldear nuestra vida como ese artista?.
Hoy veremos cómo ese proceso de transformación da forma a nuestro carácter y nos hace más semejantes a Cristo. ¿Estás listo para ver cómo Dios está trabajando en el lienzo de tu vida?
La santificación es un acto instantáneo en la conversión a Cristo, que sigue a la justificación, la regeneración o el nuevo nacimiento, donde el creyente nace espiritualmente. En la regeneración, los pecados y maldades son perdonados. En la santificación, se restaura la santidad original de Adán antes de la caída, otorgándole la gracia para tener una vida santa y haciéndolo apto para la morada del Espíritu Santo (1 Corintios 1:30). La santificación es el inicio del proceso continuo de transformación. Aunque pecamos, los pecados ya no nos condenan, porque vivimos en la nueva naturaleza en Cristo, inocentes ante Dios. Tienes menos deseos de pecar, porque ya no eres “esclavo del pecado”. Y si caes en algún pecado, te arrepientes y buscas el perdón, para estar en santidad (1 Juan 1:9).
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La Obra de la Santificación
La santificación es el proceso integral de transformación del Espíritu Santo en todas las áreas de la vida del creyente, llevándolo a ser más semejante a Cristo. Veamos algunos puntos:
- La Santificación es un Acto y un Proceso: Es un acto instantáneo en la conversión y también un proceso progresivo a lo largo de la vida del cristiano.
- Es un Proceso Progresivo: La santificación inicia la transformación en la conversión y continúa creciendo progresivamente hasta lograr que el creyente se parezca más a Cristo.
- La Santificación es Obra del Espíritu Santo: En nuestro interior, para que Cristo crezca en nosotros, crezcamos en la fe y la obediencia. Sin embargo, el creyente debe cooperar con el Espíritu Santo, dejándose guiar (1 Tesalonicenses 4:3).
- Purifica su Corazón, sus Deseos y Todo su Ser: El cristiano tiene menos deseos de ceder a la tentación, porque ya no es esclavo del pecado. Y si cae en algún pecado, se arrepiente y busca el perdón para mantener la santidad (Santiago 1:14-15; 1 Juan 1:9).
- Cuida su Santificación: Comienza un nuevo estilo de vida que conduce a la santidad. Busca ser justo y santificarse cada día más. En Apocalipsis 22:11 dice: “El que es justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga santificándose más.”
- Demuestra Amor: Amor a Dios, a sí mismo y al prójimo “con todo su corazón, su alma, su mente y sus fuerzas. Ama a su prójimo como a sí mismo” (Marcos 12:30-31).
- Es Obediente: La santificación lo impulsa a ser obediente a Dios, a Su Palabra y a su compromiso firme con Su obra (Juan 14:15).
- Renueva su Mente: Tiene una mente santa y renovada, alineada con la voluntad de Dios, pensando en lo que es verdadero, justo y puro (Romanos 12:2; Filipenses 4:8).
- Ordena su Vida: Distingue y separa lo nuevo de lo viejo, las costumbres viejas de las nuevas. Se aparta del pecado y se conduce a la santidad. Establece su orden de prioridades, donde pone al reino de Dios y su justicia en primer lugar (Mateo 6:33; 1 Corintios 1:30).
- Refleja a Cristo: La santificación lleva a reflejar a Cristo. Como en un espejo, la gloria del Señor nos transforma a Su semejanza (2 Corintios 3:18).
- La Santificación es el Proceso de Transformación hacia la Santidad: Y la santidad es la separación o dedicación a Dios.
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Evidencias de la Santificación
La santificación se evidencia en una vida transformada, con cambios visibles y tangibles, que reflejan en su comportamiento, actitudes y prioridades el carácter de Cristo, una vida de santidad, obediencia a la Palabra, amor y servicio a los demás, renovación de la mente y perseverancia en la fe. Estos cambios son el resultado de la obra continua del Espíritu Santo en el cristiano, y también de la cooperación activa del creyente con Dios en este proceso.
La Santificación en la Vida Cotidiana del Cristiano
La vida de un cristiano santificado refleja una transformación integral que abarca todos los aspectos de su existencia:
- En su vida personal, experimenta una paz y un gozo profundos, incluso en medio de las dificultades, debido a su confianza en Dios y a la obra del Espíritu Santo en su vida. Su manera de pensar está renovada y alineada con la voluntad de Dios, enfocándose en lo que es verdadero, justo y puro. Su corazón está lleno de amor y compasión, reflejando el carácter de Cristo.
- En su salud y cuerpo, un cristiano santificado cuida su cuerpo como templo del Espíritu Santo, evitando excesos y hábitos dañinos. Mantiene una salud emocional equilibrada, confiando en Dios y manejando el estrés y la ansiedad a través de la oración y la fe.
- En sus relaciones con familia y amigos, vive en armonía y amor con su familia, siendo un ejemplo de paciencia, perdón y servicio. Cultiva relaciones basadas en el amor y la verdad, siendo un apoyo y testimonio de fe para sus amigos.
- En el ámbito laboral y económico, realiza su trabajo con diligencia y honestidad, como para el Señor, buscando glorificar a Dios en su labor diaria. Administra sus recursos con sabiduría, siendo generoso, cumple con sostener la obra de Dios y ayuda a los necesitados.
- En sus negocios y proyectos, conduce sus negocios con integridad y justicia, evitando prácticas deshonestas y buscando el bienestar de todos los involucrados. Planifica y ejecuta sus proyectos con oración y dependencia de Dios, confiando en Su guía y provisión.
Una vida transformada, es la evidencia de la obra continua de Santificación hecha por el Espíritu Santo en el cristiano, guiándolo ser semejante a Cristo.
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Pregunta: Un creyente que no muestra evidencias de santificación, ¿será salvo?
Si no es santificado, es probable que su conversión a Cristo no sea genuina, no ha nacido de nuevo y, aunque crea en Jesús, asista a una iglesia y haga la obra de Dios, no será salvo. Para asegurar su salvación, debe convertirse a Cristo con un arrepentimiento sincero, experimentar la justificación, la regeneración, el nuevo nacimiento, la santificación y vivir en santidad.