
Según el Ministerio del Interior británico, en este 2021, hubieron más de 14.000 llegadas a las costas británicas a través del estrecho que las separa de Francia, superando las cifras de todo 2020. Solo en esta semana cruzaron el canal más de 1.500 personas. Y a finales de agosto hubo más de 828 migrantes en un solo día. «Los números son inaceptables, por eso estamos actuando en todos los frentes», dijo en agosto el comandante Dan O’Mahoney, responsable de vigilar las aguas que separan Francia de Gran Bretaña. Además, agregó que «los organismos encargados de hacer cumplir la ley están desmantelando las bandas de tráfico de personas (que suelen operar el cruce del canal). El trabajo conjunto con los franceses ha duplicado el número de agentes de policía en las playas francesas”.
El investigador del Observatorio de Migración de la Universidad de Oxford, Peter Walsh, explica que hay diversas razones y menciona que «la raíz del problema es geopolítica. La mayoría de los migrantes provienen de Irán, Afganistán, Yemen, Siria y Sudán, países en conflicto donde hay guerras y persecución política». Como otra explicación agrega a «la variación estacional (el aumento de las temperaturas). La cifra aumenta cuando el mar está calmado y el cielo despejado (como ha ocurrido en los últimos días y semanas)».

El jueves, la ministra del Interior británica, Priti Patel, dijo que quiere permitir que la Fuerza Fronteriza de Reino Unido pueda hacer retroceder los barcos que transportan migrantes. Esta táctica significa que la Fuerza Fronteriza británica estaría obligando a las embarcaciones de migrantes a dar la vuelta en el canal. Luego quedaría en manos de los guardacostas franceses interceptar los barcos de migrantes en sus aguas territoriales. Sin embargo, Francia se opone al plan. El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin dijo que «salvaguardar vidas humanas en el mar es una prioridad». Patel advirtió que Reino Unido podría retener ese dinero, a menos que se intercepten más embarcaciones.