Fujimori fue condenado en 2009 como autor indirecto de los crímenes de Barrios Altos en 1991 y La Cantuta en 1992, hechos en las que militares del Grupo Colina terminaron con la vida de 25 personas.
La liberación del exmandatario de 85 años se produce en medio de desacuerdos entre la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Tribunal Constitucional, este último ordenó su libertad inmediata y aprobó el habeas corpus a favor de su indulto, concedido por Pablo Kuczynski.
Su liberación supone el último capítulo de una batalla judicial dentro y fuera del Perú, puesto que en marzo del año pasado, el TC falló a favor de la liberación del líder del fujimorismo, pero una resolución posterior de la Corte IDH frenó su liberación.
Este año la liberación también fue ordenada por la TC, pese a la resolución de la Corte IDH emitida el martes, que instaba al Estado peruano a no liberar por el momento al exdictador.
Fujimori abandonó el penal en un auto en el que también viajaba su hijo Kenji y su hija Keiko. Antes de ingresar al coche, el «Chino» abrazó a sus familiares y a los congresistas que se notaron emocionados.
A las afueras del penal Barbadillo, decenas de sus seguidores, los cuales llevaban muchas horas concentrados allí, celebraron reventando fuegos artificiales y arrojando al coche pétalos de rosas.