Un ataque con cohetes ha alcanzado la estación de tren de Kramatorsk, en la región de Donetsk (este de Ucrania), y ha causado al menos 50 muertos, entre ellos cinco niños, y casi un centenar heridos, según los servicios de emergencia ucranianos, en las imágenes se pueden observar cadáveres esparcidos a la entrada de la estación junto a los equipajes.
Este ataque, en el que también resultaron heridas 100 personas, es uno de los más sangrientos en las seis semanas de guerra y se produce en un momento de indignación internacional frente a las atrocidades que comienzan a descubrirse en Ucrania.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha condenado el ataque, ha asegurado que no había soldados en la estación, solo civiles, y ha acusado a Rusia de «exterminar» a los ucranianos y por su parte, las milicias prorrusas de Donetsk han responsabilizado a las fuerzas ucranianas del bombardeo, que según su versión se ha producido con un misil táctico Tochka-U.
Corredores humanitarios
El gobierno ucraniano asegura que este viernes intentará abrir 10 corredores humanitarios para evacuar a civiles de las principales ciudades, pero de momento no ha sido posible hacerlo en Mariúpol. Mijailo Podoliak, asesor presidencial, ha afirmado que se intentará una evacuación por mar en esa ciudad.
Podoliak, que participa en las negociaciones con Rusia, asegura que los contactos continúan por videoconferencia pero que los ánimos han cambiado después de los sucesos de Bucha, donde tras la retirada rusa se encontraron cadáveres de civiles asesinados.
Ministerio de Defensa ruso
Esta entidad asegura que no tiene este tipo de misiles y que sus fuerzas no tenían objetivos asignados cerca de Kramatorsk este viernes, Moscú acusa a los ucranianos de disparar deliberadamente contra la estación para evitar la huida de civiles y utilizarlos como escudos humanos, y afirma que el proyectil fue lanzado desde la localidad de Dobropillia.
Pero en Moscú, el Ministerio de Defensa negó ser el autor del ataque y denunció una «provocación» de Kyiv, según Oleksander Kamyshin, responsable de la compañía ferroviaria ucraniana Ukrzaliznytsia, se trató de «un ataque deliberado». Frente a la estación de Kramatorsk se veían varios automóviles carbonizados y los restos retorcidos del misil en el que se podía leer, con letras blancas y en ruso, la inscripción «por nuestros niños».
«El objetivo de este ataque orquestado por el régimen de Kyiv contra la estación de tren de Kramatorsk era impedir que la población civil se fuera de la ciudad para poder usarla como escudo humano», dijo el Ministerio de Defensa ruso, subrayando que el misil fue lanzado desde la ciudad ucraniana de Dobropillya, a unos 45 kilómetros de Kramatorsk.
La frase, que suena a venganza, es usada a veces por los separatistas prorrusos para referirse a sus hijos muertos en la guerra del Donbás, que comenzó en 2014.
La estación quedó sembrada de maletas abandonadas, vidrios rotos, escombros y desolación, el interior de la estación, por la que han sido evacuadas miles de personas desde hace días, estaba cubierto de sangre, a menudo pisoteada y extendida hacia la calle, debido al movimiento de los cuerpos.
«Estoy buscando a mi marido, estaba aquí pero no logro encontrarlo», decía una mujer sin osar acercarse a los cuerpos de las víctimas, alineados fuera de la estación.
Kramatorsk es la capital del Donbás que aún está bajo control ucraniano, horas antes del ataque, un reportero de la AFP que acudió a la estación vio a centenares de personas que aguardaban, en fila, para salir de la región en dirección a otras partes más seguras del país.