CRISTIANAS

Una Vasija de Aceite

Una Vasija de Aceite

Eliseo podía ver que la joven viuda estaba desesperada. Ella se lanzó a los pies del viejo profeta mientras sollozaba: «¡Un acreedor viene a llevarse a mis dos hijos para hacerlos sus siervos!» Su esposo había muerto inesperadamente, y la había dejado con una enorme deuda. En los tiempos bíblicos si una familia no podía pagar una deuda, el prestamista tenía el derecho de confiscar propiedades e incluso llevarse a los hijos en pago (Job 24:9).

«¿Qué tienes en casa?», le preguntó Eliseo a la perturbada madre.

«Sólo tengo en casa una pequeña vasija de aceite», respondió ella. Poco a poco había entregado todos los muebles y objetos de valor al cruel acreedor, hasta que no le quedó nada sino sus dos hijos y una pequeña vasija de aceite. El aceite de oliva era considerado un objeto esencial. Se usaba para alumbrar, calentar la casa, cocinar y hasta como un artículo medicinal.

Eliseo les dijo a la viuda y a sus hijos que fueran y consiguieran prestadas con los vecinos, tantas vasijas vacías como pudieran. Debían traerlas a casa, cerrar la puerta, y entonces vaciar el aceite de la pequeña vasija en los recipientes vacíos. Ellos hicieron lo que Eliseo les indicó, y ocurrió un maravilloso milagro. ¡El aceite de la pequeña vasija continuó fluyendo hasta que todos los recipientes que lograron traer, se llenaron!

«¿Qué debemos hacer ahora?» le preguntó la joven madre al profeta. Este respondió: «Vende el aceite, paga tu deuda, y entonces tú y tus hijos podrán vivir de lo que sobre». La mujer y los muchachos, salieron de la presencia de Eliseo, llenos de regocijo y en libertad a causa de ese milagro.

El Señor desea librarte de un despiadado acreedor llamado Satanás. ¡Este milagro ocurrirá cuando Él llene tu copa hasta rebosar con su aceite especial!

 

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